Te adoro humildemente. 
Ilumíname, fortifícame, 
guíame, consuélame. 
 
Y en cuanto corresponde al plan 
del eterno Padre Dios 
revélame tus deseos. 
 
Dame a conocer 
lo que el Amor eterno desea de mí.
Dame a conocer lo que debo
realizar. 
 
Dame a conocer lo que debo sufrir.
Dame a conocer lo que, silencioso,
con modestia y en oración, 
debo aceptar, cargar y soportar. 
 
Sí, Espíritu Santo,
dame a conocer tu voluntad 
y la voluntad del Padre. 
 
Pues toda mi vida 
no quiere ser otra cosa, 
que un continuado y perpetuo Sí 
a los deseos y al querer 
del eterno Padre Dios. 
 
Amén.


0 comentarios:
Publicar un comentario