¡Oh San Isidro
que mi sudor sea ofrenda para ti,
que mis esfuerzos sean recompensados
con toda justicia,
que mi hogar,
(o negocio, o forma licita de ganarse la vida)
se llene de tu protección
para recibir de ti la luz.
Buscaré en tu caridad cristiana
la llama que me haga sentir útil
a Dios y a mi familia.
Seguro estoy que seré escuchado por tí!
Amén
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