Madre enséñanos a decir si 
a todos los proyectos divinos; 
danos el proclamar contigo 
las maravillas del amor de Dios 
como lo hiciste en la casa de Isabel; 
comunícanos, tu espíritu de adoración a Jesús
 en la pobreza de nuestra vida cotidiana, 
como Tú lo hiciste en Belén; 
particípanos tu capacidad de interiorización 
de los misterios del Dios vivo, 
de la pasión de tu Hijo 
y que cada día resucitemos 
a una vida de más entrega y generosidad,
 impulsados por la gracia 
de un nuevo y constante Pentecostés; 
que seamos testigos vivos 
y elocuentes de la vida, muerte 
y resurrección de tu hijo Jesucristo.
¡Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario! 
Os ruego que por vuestra intercesion
me sea concedido el favor que os pido:
(Hacer la peticion ahora)
Vos 
que plantasteis en la Iglesia, 
por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, 
el místico árbol del Santo Rosario, 
haced que abracemos todos tu santa devoción 
y gocemos su verdadero espíritu; 
de suerte que aquellas místicas rosas 
sean en 
nuestros labios y corazón, 
por los pecadores medicina 
y por los justos aumento 
de gracia. 
Amén.


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