Madre de Jesús y Madre nuestra,
escucha nuestra oración.
Consagramos nuestros cuerpos
y nuestros corazones a ti.
Moldéanos, Santísima Madre,
llénanos de tu amor.
Ponnos, como a Alexandrina,
cerca del tabernáculo de Jesús
para que nosotros también podamos servirle
como lámpara mientras existamos en este mundo.
Bendícenos, santifícanos,
¡Oh, amorosa Madre del Cielo!,
haznos a nosotros también prisioneros de amor.
Purifícanos de forma que deseemos
hasta lo indeseable por amor a tu Hijo
y Señor Nuestro, Jesucristo.
Amén
Oh Jesús, que os complacéis
en las almas sencillas y humildes,
tantas veces
ignoradas, olvidadas y despreciadas
por los hombres!
Dignaos exaltar a vuestra
sierva Alejandrina,
que siempre ardió en deseos
de vivir escondida del mundo
y
ajena a sus grandezas y alabanzas.
Bien lo sabéis, Señor Jesucristo,
como en
nuestros tiempos se necesitan
las lecciones de la santidad,
que es la
realización plena
de toda vocación humana y cristiana
y, por consiguiente, la
elevación de la criatura
al supremo apogeo de la belleza moral.
Revestid, pues,
Jesús,
a vuestra sierva de la aureola inmortal de la gloria
y escuchad la
plegaria
que por su intermedio os dirigimos.
Concedednos, especialmente,
la
gracia que deseamos.........
(nombrar la gracia que se pretende alcanzar),
si ha
de servir para honra
de Vuestro Nombre bendito,
glorificación del Inmaculado
Corazón de María
y salvación de los pecadores,
por quienes admirable y
totalmente
se inmoló la piadosa Alejandrina.
Amén!
1904-1955.
Alejandrina Maria da Costa, miembro laico de la Unión Salesiana. Se tiró por una ventana a la edad de 14 años para preservar su virginidad. Quedó paralizada por la caída. Desde su cama llevó un maravilloso apostolado como alma víctima de oración, reparación y consejería espiritual para muchos que la visitaban.
Alejandrina Maria da Costa, miembro laico de la Unión Salesiana. Se tiró por una ventana a la edad de 14 años para preservar su virginidad. Quedó paralizada por la caída. Desde su cama llevó un maravilloso apostolado como alma víctima de oración, reparación y consejería espiritual para muchos que la visitaban.
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