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ORACIÓN Y REFLEXIÓN PARA EL 25 DE DICIEMBRE

| sábado, 29 de diciembre de 2012
Dice tu Angel hoy:

“Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” (Is 9, 5). ¡Sobre la tierra el Reino de los Cielos se abre a los hombres! Aparece un recién nacido en un pesebre.

En lugar de los lujos y oros de un palacio, una gruta.

Desde entonces el Reino de Dios es accesible a los humildes y a los sencillos.

Los ricos en bienes materiales e intelectuales tienen dificultad en abrirse camino para llegar al Reino de los Cielos debido al enredo que tienen en sus existencias.

Sé humilde y pequeño ante la cueva de Belén, y te invadirá la felicidad.

La indecible felicidad de encontrarse en presencia de Dios, el Señor del Universo, hecho hombre en el seno de la Virgen María, su santísima Madre; la nueva Eva, tu amantísima Madre en el orden de la gracia.

Participa del gozo en plenitud, y en la alegría universal celebrando el comienzo del acontecimiento más importante de toda la historia, después de la creación del hombre a imagen de Dios: la Encarnación de Dios:

“Y el verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14).




 
 
ORACIÓN DE NAVIDAD


Dios Todopoderoso,
que derramáis hoy sobre nosotros
la nueva luz de vuestro Verbo encarnado,
haced que la fe de este misterio
se infunda también en nuestros corazones.

Señor y Dios nuestro,
haced del mismo modo, te lo rogarnos,
que celebrando con alegría
la Natividad de nuestro Señor Jesucristo,
merezcamos, por una vida digna de El,
gozar de su presencia.
 
Así sea.
 

 

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