Angel de la Guarda, 
a quien soy encomendado, 
mi defensor,        mi vigilante centinela; 
gracias te doy, 
que me libraste de muchos        daños del cuerpo y del alma. Gracias te doy, 
que estando        durmiendo, me velaste, 
y despierto, me encaminaste; 
al oído,        con santas inspiraciones me avisaste.
Perdóname,        amigo mío, 
mensajero del cielo, consejero, 
protector y        fiel guarda mía; 
muro fuerte de mi alma, 
defensor y compañero        celestial. 
En mis desobediencias, 
vilezas y descortesías,        
ayúdame y guárdame siempre de noche y de día.        
Amén.
 


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